AD MELIORA

EN ESTOS TIEMPO DE CRISIS SANITARIA... Ad meliora, hacia cosas mejores.
Hubiera querido impartirles todos estos temas en forma presencial para poder abordarlos con la cercanía y comunicación directa que requieren estos temas que les atañen tan directamente y les permitirán ir conformando un proyecto de vida en dónde está imbuida directamente la elección de una carrera. Aun así, confío en que estas actividades en algo puedan abonar a su desarrollo y pensamiento.
Como una forma de motivarlos y crear un ambiente que nos reconforte en estos tiempos tan ríspidos les comparto un poema y canción propios, deseando que juntos podamos, nos atrevamos a cambiar desiertos y hacer crecer nuestra alas para volar y salir juntos, con cultura y conocimiento, hacia un futuro de éxito y prosperidad.

DESIERTO

“Cuando la vida se torna áspera y uno tiene que enfrentar un ambiente árido es vital no perder la confianza de que un espíritu fuerte puede mantenernos en pie aun en la peor de las violencias y tempestades; es vital no entregarse al vacío y al dolor, no dejar que el desierto nos inunde, es necesario tener la entereza para insistir en que la razón y la prudencia de nuestros actos podrán ser semillas que penetren en la
esterilidad del suelo, tanto como para cambiar desiertos.
En el conflicto, sea cuando empieza el desamor, cuando la confianza se extravía ante la vida, sea en cualquier situación donde el caos se vuelve el emperador, toda nuestra voluntad y buenos deseos no pueden permanecer eternamente sin la respuesta que los sostenga; ni podrán crecer sin el amor que necesitan para seguir al lado de su origen y causa. Todo el sentimiento es como plumas de ave que requieren de un alma amorosa que le haga volar hasta traspasar las fronteras del dolor y se pose como una majestuosa ave Fénix: llena de fuego y vitalidad.
Y si el terror del conflicto nos invade recuerda que el lodo que rodea a toda belleza no debe preocuparnos porque de barro frágil están hechas las ilusiones que no se realizan y se diluyen con el agua de la tempestad; ese lodo no debe ser motivo para detener a la ilusión, aquella que sí puede ser y permanecer por siempre en el tiempo; más todavía, la ilusión debe construirse, realizarse y detallarse en roca sólida, en una escultura de mármol: bella y brillante, fuerte ante el viento y la lluvia, sorda ante las palabras y murmullos sucios de la gente, presente y eterna sin importarle el fango de cualquier pantano.
Si no has conseguido construir una ilusión, entonces no has aprendido a volar, ¡pero que importa si el tiempo y el espacio no han sido los mismos para ti y para mí! Que los tontos se llenen de lodo y el tiempo les regale arena para vaciarla sobre si mismos una y otra vez. Y que la arena llene sus corazones huecos faltos de amor para los demás.
¡Y tú, ven! y si no sabes volar, yo te regalo mis alas, yo te presto el espíritu para aprender a ganar la batalla juntos, en un cielo donde la brisa limpie nuestras plumas de arena y nos inspire a subir, a avanzar hacia la plenitud de un espíritu que habita en dos cuerpos y un corazón que vive para dos pensamientos.
El sentimiento a veces se agolpa en el pensamiento, rasgando la fuerza del existir. Cuando suceden estos episodios, de pasión, de amor, de dolor; es inútil buscar
una explicación que nos limite o que permita encausar los motivos por caminos de sensatez y cordura, sin poder evitar convertir los actos en un atentado contra la moral y las condiciones de cada existencia.
Cuantas veces hemos querido amar, y so pretexto del cuidado propio nos engañamos queriendo hallar culpas disimuladas en el otro, que más bien lo que intentan ocultar es nuestra falta de capacidad para que nuestro amor se imponga arrasador ante cualquier barrera que nos impide ser. Si es cierto que es muy difícil
Yo te digo que esa razón bien te puede conducir a una locura pero que no es más que la locura de los torpes y los fracasados: la locura del civismo. Contraria a una locura espiritual que rompe con dogmas y se atreve a andar donde la tierra no es firme, donde el lodo se la podría tragar, donde se atreve a andar porque tiene alas fuertes para volar cuando lo necesita. Locura espiritual que te aseguro nunca se hundirá en el fango del suelo terrenal, porque también tiene la magia de transformar lo estéril en fértil, lo agónico en fuerza de vida, para que en cualquier suelo pueda aflorar el sentimiento más intenso para perdurar hasta el fin de nuestro tiempo.
Pero si aun así, te sientes en agonía, sin el atrevimiento para cambiar tu camino y sobreponerte a la caída, solo recuerda que mis alas te podrán cobijar, abrazar, cuando el frío te haga murmurar en busca de compañía; mi aliento podrá impulsar tus pensamientos; mis ideas te alejarán de la inseguridad de la duda y fortalecerá tu espíritu, tu espíritu vagabundo. Y en mi mirada siempre hallarás el fuerte que te proteja de las tempestades; el muro que contenga las palabras que te dañen, hallarás confianza y amor con la locura infinita de mi espíritu”.

Tomado de:
Barajas, R. (2019). Mis canciones, mi poesía. (3a. ed.). psikesRBP: México.
¡Carpe Diem!

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